En 1856, El pirata Francis Drake secuestró la ciudad de Santo Domingo en uno de los ataques más arrasadores de su historia. Luego de haber saqueado la ciudad de Santiago en las islas Azores, Sir Francis Drake zarpó rumbo a Santo Domingo, con ansias de ver con sus propios ojos la emergente ciudad tan mencionada en Europa.
Al principio, mientras se aproximaban las tropas inglesas, las autoridades y habitantes de la ciudad se mantuvieron en alerta, pero al pasar el tiempo y no recibir ningún ataque directo o repentino, pensaron que las naves forasteras que se habían divisado en la distancia iban solo de pasada. Al amanecer del siguiente día, el sábado 11 de enero de 1856 diez y ocho embarcaciones se acercaron a la costa casi desapercibidas y se retiraron nuevamente, los habitantes de la ciudad creyeron que eran navíos españoles y se consideraron fuera de peligro. Sin embargo, al caer el sol, dos mensajeros despavoridos llegaron a avisar que 13 velas acababan de desembarcar cientos de hombres en la boca de Haina, los cuales ya estaban de camino a Santo Domingo.
La noticia causó pánico en la ciudad. Muchos de los pobladores del antiguo Santo Domingo huyeron con sus pertenencias, la mayoría al norte y se instalaron en el ingenio La Jagua, que pertenecía a Antonio Pimentel. Otros valientes se quedaron a defender su ciudad, utilizaron embarcaciones para barrear la entrada del Ozama, los vecinos se armaron y se organizaron para resistir el atraco. Al medio día, 30 hombres cabalgaron para combatir los extraños pero sus esfuerzos fueron fútiles y se vieron obligados a regresar casi inmediatamente.
La resistencia no pudo impedir la entrada de los invasores , se dice que la mayoría se escondió en los túneles que aun existen debajo de la Zona Colonial de Santo Domingo, dejando la solitaria, pero totalmente abastecida ciudad a merced de los ingleses. Al día siguiente estos tomaron posesión de La Fuerza, la actual fortaleza Ozama, mientras que los que se encontraban atrincherados allí escaparon por unos caños. Durante la toma de la ciudad, solo murió una persona a causa de una bala propinada desde una nave.
Sir Francis Drake, quien vino con la idea de que la ciudad era enormemente rica, exigía un rescate de 200,000 ducados por su liberación. Aquí es donde la cosa se pone fea, para darle fuerza a sus peticiones inició la demolición y quema sistemática de la ciudad. Saquearon y quemaron las iglesias Santa Bárbara, de la Merced, Regina, San Francisco y Santa Clara, donde en ese entonces se encontraban todos los archivos de la época, una pérdida invaluable de la ciudad más antigua de las indias que fue reducida casi a la mitad.
Don Cristóbal de Ovalle, presidente de la real audiencia y capitán general de la isla, envió desde su exilio una delegación a gestionar la entrega pacífica de la ciudad. Las negociaciones se extendieron por tres días y al final acordaron que los vecinos necolectarían 25,000 ducados para los secuestradores de Santo Domingo.
Fue entonces que les tocó ser heroínas a las mujeres de Santo Domingo. En la casa del Cordón se colocó una balanza para tasar las joyas y calcular el peso de los metales. Las damas de la corte acompañadas de las vecinas de la ciudad utilizaron sus joyas para pagar el rescate del pirata. Valientemente desfilaron por la Casa del Cordón a entregar sus pertenencias, pero en forma de protesta. Todas las mujeres se vistieron de negro y se soltaron el pelo como solían lucir las matronas en la Grecia clásica.
Las mujeres de Santo Domingo rescataron su ciudad de la manera más elegante que lo puede hacer una dama. Tras el pago del res
cate, luego de un mes de secuestro, los ingleses se retiraron el 10 de febrero, saquearon, quemaron, se robaron las estatuas, campanas de las iglesias, toda la artillería e incluso las vajillas finas de las casas, pero no pudieron robarles la dignidad.
-Amaury Cabrera.
Referencias
1. García, José Gabriel. Compendio de la historia de Santo Domingo. Santo
Domingo. 1894.
2. Lugo, Américo. Historia de Santo Domingo, 1556-1608. Librería Dominicana.
Ciudad Trujillo. 1952.
3. Moya Pons, Frank. Manual de Historia Dominicana. UCMM. Santiago. 1977.
4. Sánchez Fernández, Kin. Guía de Anécdotas, Cuentos, Crónicas y Leyendas
de la Ciudad Colonial de Santo Domingo
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